Vinilos: Freddie Gibbs & Madlib «Bandana»

Freddie Gibbs & Madlib se han vuelto a reunir en un trabajo espectacular, Bandana. Gibbs continua impecable, álbum tras álbum soltando su jerga callejera sobre drogas, dinero y mujeres. Madlib por su parte, sigue rebuscando en vinilos de todo género encontrando ritmos perfectos. Y este equipo, que nadie se habría aventurado a conjeturar hasta que debutaron con Piñata, funciona como un reloj suizo. Las virtudes de cada miembro refuerzan las del compañero. Y sin duda Bandana se convierte en un clásico instantáneo.

Ya lo fue Piñata, en 2014, que revisé junto a otros trabajos que involucraban al productor en un capítulo dedicado a Madlib. Y los últimos trabajos de Gibbs, su reciente Freddie publicado en 2018 y el aún más fresco Fetti, junto a Alchemist y Curren$y, de este mismo 2019, que son de una solidez apabullante.

Freddie Gibbs & Madlib

Pero su reunión con Madlib funciona de una manera especial. Son Nocilla con pan Bimbo. Pasta con tomate. Lentejas con chorizo. Reconozco que estoy escribiendo esto justo antes de la hora de comer, pero también mientras suena «Half Manne Half Cocaine». Un corte que incluye todos los ingredientes clásicos del conjunto Freddie Gibbs & Madlib: fantasías gangster de sexo, drogas, violencia y lujo hasta el absurdo; todo sobre un ritmo cautivador. En realidad dos ritmos, uno para cada mitad con las que el rapper de Indiana se auto define. En la primera parte, la interpretación de Madlib de lo que sería un ritmo de trap, a 65 bpm (beats por minuto), desembocando en la segunda, que sabe a Jamaica por el tempo, que sube a 80 bpm, y por una clásica muestra vocal del singjay Super Beagle. Y que respectivamente dibuja una vida sexual fantasiosa y un delirio empolvado en cocaína en la segunda.

Bandana y…

… el Ipadlib

Curiosamente hay que reseñar que en la instrumental del tema anterior, Madlib no utiliza muestras de viejos vinilos -una cultura a la que ha dedicado rimas y temas enteros en muchas ocasiones- sino un par de librerías de sampling. Súmale las declaraciones en twitter que le ganaron el sobrenombre -en clave de humor- de ipadlib cuando dijo que había hecho todos los ritmos de Bandana usando un iPad. Todo un escándalo para los que consideran a Madlib un guía espiritual y lo figuran como un acumulador compulsivo de vinilo, incansable digger, diecinueve horas al día frente a su E-mu SP1200. Personalmente pienso que la declaración es precisamente por esto, una provocación. Y, de ser real, para mí es intrascendente. Si lo ha hecho con un iPad, más razones para exigir a los que utilizan exclusivamente medios digitales, música de la calidad de este disco.

… las letras

La temática habitual de Freddie Gibbs es conocida. Sus temas son recurrentes. Tan gueto que a veces bordea la garrulada ignorante -llegando incluso a postularse contra la administración de vacunas en «Palmolive»- pero de alguna manera, lo percibo como los fotogramas de una película, una fantasía sucia y violenta de Scorsese, Malas Calles se encuentra con Taxi Driver. Y con todo el magnetismo que algo así sabemos que genera. ¿Cuántas veces has visto El precio del poder (Scarface)? El mismo guión en manos menos hábiles y con una banda sonora peor no habría funcionado. Mientras que aquí tiene el mismo atractivo que 30 años antes tendrían discos de NWA o de los Geto Boyz.

Pero en Bandana también hay poder negro, conciencia de raza y clase, homenajes a héroes afroamericanos y en cierta medida, redención. En muchos momentos del disco, Freddie Gibbs recapacita sobre su relación con la vida loca y plantea salidas y cambios de enfoque que muestran su madurez. Y de alguna manera encajan con un disco firmado con otro artista acostumbrado a explorar territorios más avanzados a nivel de pensamiento y también de escritura y creación.

… la diversidad estilística

En Bandana no hay relleno. Desde la introducción, con Big Time Watts, el recientemente fallecido tío de Freddie al que éste convirtió en una celebridad con sus vídeos en redes sociales, hasta el cierre con «Soul Right», el viaje musical está lleno de sentido y tengo que reconocer que el despliegue estilístico que más me ha sorprendido no es el de Madlib sino el de Gibbs. Su capacidad para cambiar las intensidades y las métricas es sorprendente. Y personalmente estoy enganchado a «Gat Damn» y la forma en la que las rimas son más cantadas que golpeadas y el rapper recurre a giros dignos de una composición noventera de r&b.

Realmente, si te fijas en uno de los singles, «Crime Pays», la mezcla de rap y un cierto de grado de entonación es algo habitual en la entrega de Freddie Gibbs. Y si además la música es rica, como el caso de este tema en concreto, el enganche está asegurado.

… los ingredientes musicales

La conexión de Madlib con el reggae y el early dancehall, se reconoce en varios puntos a lo largo del disco. Antes comentaba la conexión con Super Beagle (en una producción del legendario Winston Riley por cierto) empleada en «Half Manne Half Cocaine». Y en «Massage Seats» es aún mayor. La muestra es de un disco de Tenor Saw. Y Madlib lo convierte en el vehículo perfecto para hablar de fantasías sexuales con cantantes de r&b y cochazos. Incluso el tema que da título al disco, pero que sólo aparece en la cara B del EP de presentación, «Bandana» tiene una colaboración del cantante de dancehall Assassin junto al que Gibbs suelta fogonazos de jerga patuá («…natty bwoy what tha blood clot…») mientras Madlib dispara hammonds directos de la isla.

Es inevitable pararse en las exploraciones musicales del productor. El disco es rico en texturas y contrastes. Estás escuchando «Fake Names» con una producción llena de nostalgia que podría haberse firmado en 1995 cuando el ritmo se transforma en lo que podría haber sido un interludio en un disco de The Beat Konducta (otro alter ego de Madlib) y cuando cualquier otro rapper se habría echado atrás, Freddie Gibbs ¡lo revienta! Y en éstas, entra «Flat Tummy Tea» sobre un breakbeat disco funk, e interpretaciones soul garage al tema central de El Padrino. Y de nuevo, a mitad de corte, la producción se reemplaza por otro corte característico de Madlib y su maltrato a las muestras vía timestretch (si no conoces la técnica, en el vídeo te la explico).

… las colaboraciones

Las colaboraciones merecen su mención aparte. En «Palmolive» aparece Pusha T -un favorito de Freddie Gibbs– poniendo media pieza y Killer Mike, de Run The Jewels, encargado del estribillo. De nuevo una oda al capitalismo de gueto sólo que esta vez con ciertos tintes de reality rap, referencias políticas y reflexiones sobre la pobreza y la violencia en los barrios (Gibbs es de Gary, en Indiana, una de las ciudades con más pobreza y crimen de EE.UU. y con un abandono equiparable al de Detroit).

Ya cerca del cierre, «Education» junta el salvajismo del de Gary con las rimas de conciencia y reflexión social de Yasiin Bey (Mos Def) y Black Thought (The Roots) en una combinación que nunca esperarías, aunque Madlib ha trabajado con ambos en el pasado. Aunque musicalmente el tema es más discreto, como canción resulta en un auténtico himno. Una descripción perfecta del estigma impuesto, la presión al pobre (y al negro) para criminalizar su existencia y el robo de una cultura. A esto en mi casa lo llamamos ¡un temazo! En cuanto a las rimas, los tres las sueltan perfectamente, compartiendo en los tres la frase «I’m feelin’ like I might just leave before I start a fire or a fight» y cerrando cada rapeo con «…Education». Que no os pase desapercibido este tema.

La última colaboración que queda, es en una bomba. La muestra Bollywoodiense te transporta e hipnotiza, con una onda similar al «Livin’ Proof» de Group Home pero más saltarina. Y con ella, girando alrededor de los rapeos del anfitrión, las rimas y los cantos del tremendo Anderson .Paak. Es cierto que como soy muy fan de este cantante, mi opinión puede estar distorsionada. Pero la avalan los cuellos rotos en las 100 veces que la he debido pinchar desde que salió.

… finalmente

Bueno, creo que a estas alturas ya te he dicho lo suficiente y, o piensas que soy un flipado, o sales a comprar el Bandana de Freddie Gibbs & Madlib. Ojalá sea lo segundo.

DJ UVE